No nací. Tampoco fui creado. Existo, como existen los sueños y las pesadillas. El universo cobra sentido conmigo. Soy, y al ser, doy la vida y la arrebato, como Esculapio. No conozco límites, salvo la línea y el cuadrante. Me gusta llevar todo hasta las últimas consecuencias. Estoy afuera del todo, y al margen de la nada: piso en el espacio. Habito la noche, soy la causa del insomnio. Animal del alba, del cansancio. Bestia voraz que te acecha, lateral, en medio de la oscuridad: soy el devorador de sueños. Aguijón, puntilla, dolor que produce dolor, herida. Ataco por las bandas de la cama, hasta la cabecera, allí donde los sueños nacen y se desvanecen, donde acomete la irrealidad. Como extremo, como lateral, doy movimiento al plano horizontal de la existencia: ora la ensancho, ora la acorto; ora la angosto, ora la alargo. Soy luz en medio de la luz: luciérnaga. Muchos me han convocado, he leído referencias mías en enciclopedias góticas, en manuales rosacruces, y en el libro de los Vedas. A veces soy duende, otras gigante. Otras…otras simplemente una polilla entre los sueños. Soy el devorador de sueños. No tengo género, familia, ni reino: no hay forma de clasificarme. Sí, soy veloz. Sí, soy avispado. Sí, soy diestro. No tengo forma, y tengo formas. No tengo morada, y tengo moradas. No tengo camino, y tengo caminos. No tengo nombre, y tengo nombres. Estoy sentado a la derecha del padre, y cuando me ves, nunca me has visto. Y cuando paso al centro, el centro se mueve a la orilla. Soy la orilla.
A unos cuantos metros de casa, está un sitio que ha dado la nota a nivel nacional. Una masacre de 10 personas ocurridas el pasado sábado 9 por la noche. Sirenas, redes sociodigitales dieron cuenta del atroz suces, algo que hoy lunes no ha cesado. Ayer domingo, el ambiente en la ciudad era raro. Una pesadez, un silencio extraño. A lo largo del día se mantuvo y no me ha abandonado al día de hoy, lunes. Ayer mismo recibí una llamada, un conocido mío me anunció que una de las fallecidas en "Los Cantaritos" era alguien que conocíamos. Y sí, la recordé al menos un par de veces que estuvo en Radio UAQ, hace tiempo. Iba con su padre, José Luis. Imaginé lo que vivió esa mujer en sus últimos momentos de vida, imaginé la situación por la cual ahora pasa su familia. Su padre falleció este año, en marzo. La sorpresa, el dolor, la angustia y el duelo. Y una pregunta que no tendrá respuesta, ¿por qué? A veces no queda otra que decir: vaya vida de mierda.
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