Moscú, la tierra natal de Gary Kasparov. Gobernada por el ex espía ruso Vladimir Putin, en el ojo de la tormenta internacional luego de los asesinatos de Anna Politkovskaya y Alexander Litvinenko, opositores al gobierno ruso.
Hoy, el considerado por algunos, mejor jugador de ajedrez de todos los tiempos, es un activista político. En su momento símbolo de orgullo nacional, Kasparov utiliza su voz e imagen para encabezar la disidencia rusa. El pasado sábado, fue convocada una marcha denominada "La marcha de los disidentes", cuya bandera principal es la renuncia del actual presidente ruso, acusado de encabezar un gobierno autoritario.
La respuesta del gobierno, impresionante: un despliegue de 8,500 efectivos policiales, para contener una manifestación de alrededor de 4,500 manifestantes.
"Hablar de una dictadura es prematuro, ya que sigen vigentes algunos derechos y libertades civiles. Pero la sociedad rusa es autoritaria, es un estado policiaco donde el propio gobierno ni siquiera hace el intento por cumplir sus propias leyes"
Sorprenden los números. 4,500 manifestantes, y es nota que da la vuelta al planeta (La reportan los principales diarios y agencias del mundo). ¿Cuántas personas asistieron a las asambleas informativas del DF? ¿Cuántas a las marchas en contra del fraude electoral? ¿Cuantas los días 30 de Agosto, 16 de septiembre, 20 de noviembre y 1 de diciembre de este año al Zócalo capitalino?
Al parecer, esto de la disidencia no es un fenómeno local. Se muestra ya como una fiebre, una tendencia mundial en contra de aquellos que quieren minar las libertades civiles, o "simplemente" un ejercicio de aquellos que necesitan hacer que su voz, se escuche.
Czerjyo
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