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Gilberto Herrera Ruíz, el dueño de la palabra.


Gilberto Herrera Ruíz, el dueño de la palabra.
Octubre 2011
Recuerdo los inspirados discursos de Barack Obama cuando llegó a la presidencia de EUA. Llenos de entonación, de pasión en la voz, de intensidad y elocuencia. Hoy volví a escuchar uno de ellos.

Las intervenciones de los otros candidatos, no sé si llamarlas acartonadas aunque sí planas, monótonas. Sin vida, como cualquier exposición en una clase cualquiera, en un salón cualquiera, sólo para pasar la materia. No así el del doctor Gilberto. Significativo y de llamar poderosamente la atención, cuando se escucha como se le quiebra la voz y pide disculpas al beber agua, cuando le viene a la mente el recuerdo de alguien, de algo. Sabemos que la mayor parte de la comunicación es no verbal. Difícil engañar a los sentimientos.

Quedó demostrado, que hay una visión, un rumbo claro, prefijado con antelación. No un producto de la ocurrencia, del salir del paso, sino del trabajo in situ. Es claro que quien lo escribió, quiere a la universidad, y por transitividad, a México.

Su alocución, me hizo recordar un texto de Denise Dresser, "el país de uno" (1).

Las citas a Lázaro Cárdenas, a Eduardo Galeano, dan cuenta de su pensamiento ideológico. No de izquierdas, palabra tanto o más devaluada que "Universidad". No sé y no creo que Gilberto sea izquierda, creo que nomás busca un país mejor. Habla de la familia, al citar a su padre y madre, y los ejemplos que de ellos tomó. Como escribió David Trueba acerca de Joseph Guardiola (2), el inmenso entrenador del ya histórico y legendario FC Barcelona, "La familia en la que ha crecido, le ha inculcado valores antiguos, de cuando los padres no tenían ni dinero ni propiedades que transmitirles a los hijos, sólo principios y dignidad".

Me queda claro, que los aplausos conseguidos al final, fueron sentidos. No la farsa de los acarreos y las porras que valen para "La Voz de México" o "La Academia", pero no en el sitio donde se está definiendo, el futuro de la Universidad.
Felicidades por el discurso, por mover los sentimientos de la gente. Por fin una visión lejos de la demagogia. Por fin, una luz de esperanza en medio de la corrupción, el engaño, la mentira y el dispendio.

Comparto una frase de Emanuel Lasker, campeón mundial ajedrecístico en los 1900: "En el tablero del ajedrez, no sobreviven la mentira y la hipocresía. Su belleza radica en que ahí, habita la Verdad. Los hechos que sin piedad, culminan con el jaque mate, contradicen al hipócrita".

Los antiguos pobladores del valle del Anahuac, llamaban Tlatoani al rector de sus destinos. Mal traducido como "emperador", en realidad la frase significa el Señor de la Gran Voz.

Sergio HU


(1) El país de uno, por Denise Dresser


http://publiguia.blogspot.com/2005/02/voces-amigas-el-pas-de-uno-denise.html




(2) El hijo del paleta, por David Trueba




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