A Clara,
la demasiada luz,
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Un cuerpo, un cuerpo solo, solo un cuerpo,
un cuerpo como día derramado,
una noche devorada.
La luz de unos cabellos
que no apaciguan nunca
la sombra de mi tacto;
una garganta, un vientre que amanece
un mar que se enciende;
unos tobillos, puentes del verano.
Unos muslos nocturnos que se hunden
un pecho que se alza,
y arrasa las espumas.
Un cuello, sólo un cuello
unas manos tan solo
unas palabras lentas que descienden
como arena, caída en otra arena
Tibia mujer de somnolientos ríos,
deja que una vez mas te nombre, tierra.
Mi tacto se prolonga
en el tuyo sediento,
largo, vibrante río
que no termina nunca,
navegado por hojas digitales,
lentas bajo tu espeso sueño verde.
la demasiada luz,
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Un cuerpo, un cuerpo solo, solo un cuerpo,
un cuerpo como día derramado,
una noche devorada.
La luz de unos cabellos
que no apaciguan nunca
la sombra de mi tacto;
una garganta, un vientre que amanece
un mar que se enciende;
unos tobillos, puentes del verano.
Unos muslos nocturnos que se hunden
un pecho que se alza,
y arrasa las espumas.
Un cuello, sólo un cuello
unas manos tan solo
unas palabras lentas que descienden
como arena, caída en otra arena
Tibia mujer de somnolientos ríos,
deja que una vez mas te nombre, tierra.
Mi tacto se prolonga
en el tuyo sediento,
largo, vibrante río
que no termina nunca,
navegado por hojas digitales,
lentas bajo tu espeso sueño verde.
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