
La magia, volvió al Bernabeu. Ayer los negros nubarrones parecían alejarse de la Casa Blanca, para ubicarse en Buenos Aires, a otra institución de renombre: River Plate. El Barca había aumentado su ya histórica racha de victorias; aunque la liga ya parece inalcanzable, aun hay mucho camino por delante: la Champions, la copa del Rey. Sevilla en la papeleta, no presentaba mayor dificultad; sin embargo, aquí radica precisamente el sino del Madrid. Antes de hoy, todos los rivales querían hacer leña del árbol caído. Una alineación extraña, sin varios referentes madridistas: Raul, Salgado, Helguera, Ronaldo. La bestia Baptista, el más adelantado. Al poco rato de comenzado el partido, la sociedad Guti-Zidane, dió sus frutos. A los siete minutos, pase de zurda del francés al capitán merengue, que definió como delantero, también de zurda. El Madrid podría comenzar a soñar, y sin embargo, el primer tiempo, fue más de lo mismo. Un cuadro errático, con ganas pero escaso fútbol. El cuadro andalúz inquietó brevemente la meta de Casillas, pero no pasaba del susto. Aunque parecía que era cuestión de tiempo y decisión del Sevilla. Destacable en la primera mitad, la imagen de Gravesen, el Médico Asesino del Real. La segunda parte, vió a Zidane gravitando entre a la parcela izquierda y el centro del campo, recordando su pertenencía a la estirpe de los galácticos. Siendo el artífice que sacó del marasmo al cuadro galo, ayer se mostró nuevamente como el más adelantado discípulo de la escuela de Hogwarts. Penal sobre Baptista, que Zidane cobró para el 2-1. A partir de ahí, la extraviada confianza de Zizou se reencontró con el francés, que volvió a hacer soñar al Real. Gran jugada de Guti, quien con elegante jugada de taco en el centro del campo, encontró a Zidane como hombre en punta, para concretar el 3-1. Gravitando por toda la banda a 10-30 metros de la meta del Sevilla, tomó el control del partido. Volvimos a disfrutar sus jugadas: recibe-regresa y hacia adelante, la vueltita cubriendo la pelota … sobre el tiempo, su tercero de la tarde. Hat Trick, el primero de su dilatada carrera. Beckham hizo lo que pocas veces en el Bernabeu: jugar buen fútbol. Si la punta derecha es tan amable para el inglés como la pasarela, ¿Por qué mudarlo de su hábitat natural? Lanzó un tiro libre de antología, que por nada va al fondo de la red. Robinho, mejor que otras tardes, trajo vuelta loca la defensa sevillana. Falta precisión en el toque, sin embargo el chico por fin, promete. Bien Cicinho por la banda, aun recordando el increíble tiro centro que dio en la horquilla. Al igual que aquel Madrid de hace unos años, la defensa hace agua en todas las líneas. Sin embargo, es un espectáculo para la retina, lo que siempre se agradece, y mientras concrete más goles de los que recibe, la casa estará en orden … o casi.
El juego de hoy, es un síntoma de mejoría. Al margen que el árbitro se convirtió por momentos en el jugador número 12, la alegría del juego volvió a teñir al cuadro de Chamartín: Zidane, Guti, Beckham, Casillas, olvidaron las caras molestas, y recordaron que también saben sonreir. Y yo junto con ellos.
Comentarios