El presidente Peña Nieto, ha ido a Arabia Saudi (¿?) a estrechar los lazos entre ambos países. Llevó en su comitiva a su esposa, Angélica Rivera. Finalmente actriz de Televisa, dio la nota usando el velo en algunos eventos. No luce mal, y me pregunté: ¿cuándo tendremos otra primera dama así, sacada de la pantalla?
Vista así, sí parece alguna princesa venida de Oriente. Me hizo recordar el inicio de las Mil y Una noche, donde los hermanos aquellos, abatidos emocionalmente por haber sido engañados sexualmente por sus esposas, salen de viaje. A lo lejos, ven una enorme nube de polvo y, asustados, se esconden arriba de un árbol. La nube se coloca cerca de ellos y se transforma en un gigantesco efrit, quien tiene una botella en su cuello, de la cual emerge una bellísima mujer. El efrit duerme a su lado, y la mujer los descubre.
- Bajen de ahí - les dice aquella mujer del efrit. A lo cual los hermanos se nieguen. "Bajen o le diré a este efrit que les de la más espantosa de las muertes" - insiste la mujer, obligándolos a hacerlo. Bajan y aquella mujer los seduce. A su lado, el efrit duerme a pierna suelta.
- Ahora - dijo la mujer luego de tener "ayuntamiento" con sus nuevos amantes - han de entregarme sus anillos, como hicieron otros tantos hombres en el pasado, luego de estar conmigo. La mujer tenía una miriada de ellos. Los hermanos se maravillaron de esa historia, y dijeron para si:
- Si un poderoso genio del desierto, ¡no puede controlar a su mujer! Nosotros, simples mortales, ¿por qué hemos de sentirnos mal?
Vista así, sí parece alguna princesa venida de Oriente. Me hizo recordar el inicio de las Mil y Una noche, donde los hermanos aquellos, abatidos emocionalmente por haber sido engañados sexualmente por sus esposas, salen de viaje. A lo lejos, ven una enorme nube de polvo y, asustados, se esconden arriba de un árbol. La nube se coloca cerca de ellos y se transforma en un gigantesco efrit, quien tiene una botella en su cuello, de la cual emerge una bellísima mujer. El efrit duerme a su lado, y la mujer los descubre.
- Bajen de ahí - les dice aquella mujer del efrit. A lo cual los hermanos se nieguen. "Bajen o le diré a este efrit que les de la más espantosa de las muertes" - insiste la mujer, obligándolos a hacerlo. Bajan y aquella mujer los seduce. A su lado, el efrit duerme a pierna suelta.
- Ahora - dijo la mujer luego de tener "ayuntamiento" con sus nuevos amantes - han de entregarme sus anillos, como hicieron otros tantos hombres en el pasado, luego de estar conmigo. La mujer tenía una miriada de ellos. Los hermanos se maravillaron de esa historia, y dijeron para si:
- Si un poderoso genio del desierto, ¡no puede controlar a su mujer! Nosotros, simples mortales, ¿por qué hemos de sentirnos mal?
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