“En las primeras horas de la noche del viernes 16 de
febrero de 2001 el reportaje estaba listo para su publicación, bajo la firma de
Antonio Jáquez. El tema – las relaciones soterradas o vergonzantes entre los
intelectuales y el poder – derivó de manera natural en las revelaciones sobre
los tratos financieros que, como presidente de la república, tuvo Carlos
Salinas de Gortari con el equipo de Nexos,
encabezado por Héctor Aguilar Camín.
Días antes, El Universal había resaltado en su primera plana: “Favoreció
Salinas a Aguilar Camín. Durante el sexenio del expresidente el intelectual
gozó de privilegios. Revelan los documentos la rapidez con que pagaban las
facturas para resolver los apuros del historiador”.
Firmada por Miguel Badillo, la nota
golpeaba desde el lead: “Una serie de
cheques por una suma total de 3 mil 424 millones 450 mil pesos de la era de
Salinas (poco más de 3 millones 424 mil pesos de hoy), con las facturas y recibos
correspondientes, cartas y recados por escrito, documentan un aspecto de los
estrechos vínculos entre el expresidente Carlos Salinas y el doctor Héctor
Aguilar Camín, quien llegó a ser considerado como uno de los intelectuales más
cercanos al controvertido mandatario”
(…)
El Universal le había mostrado a Aguilar Camín, previos a su
publicación, los documentos en los que Miguel Badillo basó su reportaje, cuyo
contenido el historiador cuestionó en una larga carta:
Entre otros argumentos, exponía:
«No me fue revelada la fuente que filtró los documentos
al periódico, ni de la persona que los recibió. Es una zona de intercambio poco
transparente. Por lo visto, no resiste la prueba de la luz pública. »
El Universal respondió. “No escapará, seguro, a nuestros lectores,
la importancia de los documentos que reseñamos. Muestran con pruebas inobjetables los
privilegios que concedió Salinas al doctor Aguilar Camín.
Ex directivo de
publicaciones periodísticas, sorprende que Aguilar milite contra el derecho de
los diaristas a reservarse la identidad de sus fuentes en casos de relevancia,
a condición de que hagan lo necesario para validar en los hechos la información
obtenida por esta vía, como ocurrió en el caso que nos ocupa”.
(…)
Héctor Aguilar
Camín me llamó por teléfono…
- Ya no te
ocupes del asunto, todo está aclarado.
- A mí no me lo
parece.
- Somos amigos.
- Éste es un
asunto que nada tiene que ver con la amistad. La amistad tiene sus propios
caminos.
- Por eso.
- No, Héctor.
- Me perjudicas.
- Yo, no.
Hubo al final un
tono seco: me arrepentiría.”
Julio Scherer.
La terca memoria.
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