Tres juegos, en los cuales he vuelto a creer en el fútbol.
Agosto 12, México derrota a Estados Unidos por 2 a 1, en el Estadio Azteca.
30 de Agosto. América derrota por 7-2 al Toluca. Entre los mejores partidos de mi vida, un juego típico europeo, sin la sonoridad de aquellas tierras. Al final del primer tiempo, el América ya ganaba 5-0. Esqueda, Cabañas, Montenegro, triplete ofensivo in extremis. Lo más normal es que en estas circunstancias, el equipo ya derrotado salga a dar patadas, a enojarse entre ellos. El ganador, a burlarse de su dominado. Nada de eso ocurrió en el Estadio Azteca. El Toluca, herido de muerte, salió al segundo tiempo como si en ello le fuera la calificación. Anotó un par de goles, acercándose a 5-2. América, lejos de encerrarse, de entrar en pánico retomó su vocación ofensiva y anotó dos goles más, uno de ellos de media cancha, aprovechando la salida (no podría calificarla de mala; salió a cortar un avance de Cabañas) de Cristante, obra de Daniel Montenegro. Lamentable la actitud antiamericanista de José Ramón Fernández en ESPN, quien no vió nada de esto. Daniel Alberto Brailovsky, compañero de mesa, mencionó que deberíamos estar felices por el fútbol, por haber sido testigos de este partido. José Ramón debería tener la digna actitud del Real Madrid cuando Ronaldinho destazó al equipo merengue en el mismo Santiago Bernabeu, cuyo público aplaudió, reconociendo al rival. Amor al fútbol, no amor al triunfo.
5 de septiembre. México en Costa Rica. Primer tiempo plagado de mal fútbol, patadas a Blanco que por ahora, infiel a su costumbre, no se exaltó lo más mínimo. Más patadas en las espinillas que fútbol. Al final del primer tiempo, gol de Giovanni Dos Santos. A partir de ahí, México desplegó un juego europeo. Y Gio volvió a ser el jugador que ví jugar en 2005, en el mundial sub-17. Un armador, un 10 clásico, y con una característica que bien haría Nery Castillo en estudiar y copiarle: los dos goles siguientes, fueron copia fiel uno del otro, aunque con distintos rematadores. Velocidad de Gío por extremo derecho, limpia del camino y (matemáticas futbolísticas), si jalas más de un jugador en la marca, significa que hay un hueco que puede aprovecharse favoráblemente. La envidia no está entre las características de este jugador, y cedió un par de goles hechos, para el triunfo de 0-3 en tierras costarricences.
Lo dicho, México - otra vez- creo en tí.
Czerjyo.
PD. Una más, Felipe Calderón no ha vuelto a hablar de la selección. Que así lo siga haciendo, por favor.
Agosto 12, México derrota a Estados Unidos por 2 a 1, en el Estadio Azteca.
30 de Agosto. América derrota por 7-2 al Toluca. Entre los mejores partidos de mi vida, un juego típico europeo, sin la sonoridad de aquellas tierras. Al final del primer tiempo, el América ya ganaba 5-0. Esqueda, Cabañas, Montenegro, triplete ofensivo in extremis. Lo más normal es que en estas circunstancias, el equipo ya derrotado salga a dar patadas, a enojarse entre ellos. El ganador, a burlarse de su dominado. Nada de eso ocurrió en el Estadio Azteca. El Toluca, herido de muerte, salió al segundo tiempo como si en ello le fuera la calificación. Anotó un par de goles, acercándose a 5-2. América, lejos de encerrarse, de entrar en pánico retomó su vocación ofensiva y anotó dos goles más, uno de ellos de media cancha, aprovechando la salida (no podría calificarla de mala; salió a cortar un avance de Cabañas) de Cristante, obra de Daniel Montenegro. Lamentable la actitud antiamericanista de José Ramón Fernández en ESPN, quien no vió nada de esto. Daniel Alberto Brailovsky, compañero de mesa, mencionó que deberíamos estar felices por el fútbol, por haber sido testigos de este partido. José Ramón debería tener la digna actitud del Real Madrid cuando Ronaldinho destazó al equipo merengue en el mismo Santiago Bernabeu, cuyo público aplaudió, reconociendo al rival. Amor al fútbol, no amor al triunfo.
5 de septiembre. México en Costa Rica. Primer tiempo plagado de mal fútbol, patadas a Blanco que por ahora, infiel a su costumbre, no se exaltó lo más mínimo. Más patadas en las espinillas que fútbol. Al final del primer tiempo, gol de Giovanni Dos Santos. A partir de ahí, México desplegó un juego europeo. Y Gio volvió a ser el jugador que ví jugar en 2005, en el mundial sub-17. Un armador, un 10 clásico, y con una característica que bien haría Nery Castillo en estudiar y copiarle: los dos goles siguientes, fueron copia fiel uno del otro, aunque con distintos rematadores. Velocidad de Gío por extremo derecho, limpia del camino y (matemáticas futbolísticas), si jalas más de un jugador en la marca, significa que hay un hueco que puede aprovecharse favoráblemente. La envidia no está entre las características de este jugador, y cedió un par de goles hechos, para el triunfo de 0-3 en tierras costarricences.
Lo dicho, México - otra vez- creo en tí.
Czerjyo.
PD. Una más, Felipe Calderón no ha vuelto a hablar de la selección. Que así lo siga haciendo, por favor.
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