El Niño Mouriño Guadalupe Loaeza 30 Sep. 08 El Niño Mouriño, además de ser una persona sumamente importante, es guapo y de lo más cool. A él no le importan las críticas que hacen en la prensa respecto a sus negocios familiares con Pemex o los reproches que suelen hacerle los legisladores de la oposición, como los que le lanzaron en su más reciente comparecencia en la Cámara de Diputados. Por lo general los oye, como el que ve llover. En otras palabras, le vale. Por ejemplo, cuando el diputado priista Carlos Armando Biebrich le preguntó desde su curul: "¿Sabe usted, señor secretario, que su trayectoria más se acerca a su capacidad para hacer negocios que a la conducción de la política interior del país?", él nada más lo miró como diciéndole: "¿Cómo se atreve un priista ruco a hablar de corrupción?". La verdad es que por más que lo atacaban, él se comportaba como todo un hombrecito, nada más se limitaba a leer las tarjetas que le llevaba su staff de asesores. Jamás, ...
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