A unos cuantos metros de casa, está un sitio que ha dado la nota a nivel nacional. Una masacre de 10 personas ocurridas el pasado sábado 9 por la noche. Sirenas, redes sociodigitales dieron cuenta del atroz suces, algo que hoy lunes no ha cesado. Ayer domingo, el ambiente en la ciudad era raro. Una pesadez, un silencio extraño. A lo largo del día se mantuvo y no me ha abandonado al día de hoy, lunes. Ayer mismo recibí una llamada, un conocido mío me anunció que una de las fallecidas en "Los Cantaritos" era alguien que conocíamos. Y sí, la recordé al menos un par de veces que estuvo en Radio UAQ, hace tiempo. Iba con su padre, José Luis. Imaginé lo que vivió esa mujer en sus últimos momentos de vida, imaginé la situación por la cual ahora pasa su familia. Su padre falleció este año, en marzo. La sorpresa, el dolor, la angustia y el duelo. Y una pregunta que no tendrá respuesta, ¿por qué? A veces no queda otra que decir: vaya vida de mierda.
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