OCTUBRE 31,2019. JUEVES. Hace unos días, cambié de sitio de trabajo. De estar en un sitio arbolado, lleno de personas, donde incluso el escritorio compartido era parte de la normalidad, llegué a una oficina ámplia, amplísima. Apenas una compañera de oficina, buena conversadora, inteligente. Ayer salí a conocer mi entorno. El baño, las escaleras, las posibles salidas y entradas. Al volver, mi compañera entre risueña y asustada, comentó: - Creo que ya te dieron la bienvenida. - ¿Cómo? ¿De qué me he perdido? ¿Quién vino o qué? - La perforadora tronó. Azotó como si la hubieran dejado caer. - ¡Pero está algo pesada! - ¡Ya sé! Además, esa manija no paraba de moverse... - Ufff, de lo que me perdí... (Historia basada en hechos reales)
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